jueves, 23 de enero de 2014
Curriculums y cartas de presentacion
Algún tonto se inventó tras atiborrarse a fabada, la tontería esa de las cartas de presentación como acompañamiento a los curriculums. Probablemente el mismo tonto que se inventó lo de los curriculums. Dicen las malas lenguas que fue un psicólogo de pene pequeño y yo lo creo. Lo del psicólogo, que de lo del pene prefiero no opinar, por más que probablemente también sea así, pero esa es una valoración que dejo a criterio de otras personas más entendidas en dichos menesteres.
¿Para qué sirve esa carta de presentación? ¿Acaso creen que cuando una empresa reciba un curriculum no va a saber qué es y para qué sirve? ¡Pero si reciben cientos no solicitados a diario!
Cuando yo comencé a trabajar, no existían ni los currículums ni las cartas de presentación. Ibas a una empresa buscando trabajo y si tenían te lo daban y luego ellos te enseñaban lo que necesitaras en tu puesto de trabajo. Así de simple, así de fácil y así debería seguir siendo. Pero no. Ahora algún psicólogo de pene pequeño se inventó esa historia para justificar su puesto de trabajo en el departamento de personal, al que ahora llaman de recursos humanos, como si por contraposición hubiera recursos inhumanos.
Yo he tomado la costumbre de no presentar mi candidatura a ningún puesto de trabajo, y si alguna empresa desea contratarme (que las hay), les pido a la empresa escrituras, balances, cuentas de resultados e informe de auditoría, para valorar si me interesa trabajar o no con ellos. Y ojo que hay empresas como Signo Editores que te los facilitan si se los pides. De hecho hasta los publican en su página web, por si algún cliente, proveedor o accionista los desea consultar.
Transparencia. Algo de lo que debía tomar nota el gobierno.
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